No hay guerras. ¿Qué sentido tiene luchar? cada individuo está contento, pues así ha sido creado, para ser feliz haciendo el trabajo y siendo como es. Un mundo separado en castas donde cada una de ellas tiene una función, en que el consumo es el dios del mundo.
Una novela increíblemente realista del mundo actual. Lo asombroso es pensar que fue cultivada y alumbrada en 1932. Cada página está escrita para el disfrute, para que, mientras se lea, se segregue baba al igual que el perro de Pavlov.
Recomendada para todo el mundo y de lectura obligatoria en el instituto.
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