sábado, 27 de diciembre de 2008

1984, George Orwell

En este libro Oswerd plantea un futuro no muy diferente al que nos encaminamos. En él todo está controlado por la tecnología y un organismo que tortura, asesina, miente... para seguir manteniendo el poder. En un rápido vistazo puede parecer que nuestra sociedad no se parece a la descrita en el libro pero si nos detenemos un momento vemos las analogías. Con los móviles se pueden conocer las posiciones de los gobernados, con Internet y los programas de TV los gustos y pensamientos, se realizan torturas ocultas... Nada escapa de forma indefinida a las instituciones si estan interesadas en una persona.

Centrándonos en el libro, Smith, el protagonista, pasa por diferentes momentos con el único fin de ser un poco más libre, de escapar al control total del Gran Hermano. En una sociedad en que todo está vigilado consigue sentir qué es el verdadero Amor, aunque también este hecho está controlado y solo se espere el momento propicio. 

En definitiva, un libro con un tratamiento del poder político, la sociedad actual y las emociones impresionante. Nada que ver con el vomitivo programa de televisión.

Se dice que para perder la esperanza en el futuro lo mejor es leer seguido: Farenheit 451 de Ray Bradbury, Un mundo feliz de Aldous Huxley y 1984 de George Orwell. Para Navidad Raquel me regaló Farenheit 451 y ya tengo localizado "Un mundo feliz" así que... el futuro dirá.


Para Perla

domingo, 21 de diciembre de 2008

De bombillas y mecánicos

Tenía una bombilla fundida, una de las rojas que indican el freno, la posterior derecha. Una simple bombilla que podía machacarme la ITV, pero no sabía un sitio de confianza donde ir. El mecánico habitual quedaba un poco lejos, exactamente a unas cuatro horas en barco junto con otras dos de coche. Así pasé un tiempo, medio tuerto de trasero. 

Ya casi la había olvidado, renegándola a una alarma que saltaría al llegar la Navidad y con ella la vuelta a casa. Pero los imprevistos salen de forma extraña; una compañera olvidó un intermitente en su coche, un modelo raro que al quitar las llaves deja las luces encendidas. No sé en qué pensaría el ingeniero al hacerlo, puede que en el parking de su casa o quizás en la comida de reyes, la cuestión es que no arrancaba. La acompañé a por las pinzas a un taller familiar con varios empleados, un grupo de hermanos en que cada uno tiene una función: uno la contabilidad, otro la parte mecánica, otro la búsqueda de piezas... 

Tras explicar el problema conseguimos unas pinzas, de esas que traen la batería incorporada. A la vuelta comprobaron la batería, la colocaron en su lugar y con una sonrisa dijeron que estaba perfecta, un desmayo transitorio supongo, no quisieron cobrarle. 

Esa misma noche la alarma saltó, no era el día programado pero sonó. Sonó al descubrir la honradez lejos de casa. 

A la mañana siguiente volví al taller, en un principio para una puesta a punto preparatoria de la ITV que incluía la bombilla. El dueño colocaba el neumático a una rueda; de vez en cuando sonaba una especie de petardo, la goma colocándose en su sitio. Tras un vistazo las palabras fueron sencillas: "no creo que tengas ningún problema con la ITV". Un operario abrió el maletero, soltó unas pestañas y allí estaba la bombilla fundida. La miró a contraluz, en efecto, el hilillo estaba roto. Cogió otra, la colocó, pulsé el freno y volvió a colocarlo todo en su sitio. 

"Ya está" me dijo con una semisonrisa, en total no llega a dos minutos, un cambio que podría realizarse en casa si no fuera un inepto con los coches. Le pedí la cuenta al dueño, otro estallido de un neumático, le preguntó el tipo de bombilla al operario y me dijo "cuatro euros". No era lo que me esperaba, le di diez y salí convencido de su honradez y mi torpeza pero con algo más importante: un mecánico de confianza lejos de casa.

viernes, 12 de diciembre de 2008

La mochila de Pocholo


Quiero hablar de las referencias injustificadas. Muchas personas ven Ibiza como una región de fiesta, desenfreno y sexo donde Pocholo y su mochila se pasean por toda la isla. Quizás sea cierto en verano, no lo niego, pero a estas alturas del año la fiesta parece reunirse entorno a acontecimientos más mundanos: recogida de setas o verbenas con vino casero y fogatas. Son las que particularmente me gustan, aunque no bebo alcohol.
Ayer me invitaron a una de este tipo. Sant Mateu d'Albarca, nombre del pueblo, realiza desde hace unos años, creo que nueve, una fiesta en que se elige el mejor vino casero ("Vi Payés"). El ayuntamiento coloca en las pistas de baloncesto y de futbito unas bañeras con troncos y una tela metálica, una barra en que sirven vino y un escenario cubierto. 
La dinámica es simple, eliges una bañera, colocas la carne en la red metálica sobre las bañeras y te marchas a por vino, en mi caso coca-cola. En la barra te ponen un dedo de vino en un vaso (en años anteriores un porrón), lo pruebas y eliges otro. Así hasta que uno te gusta, con el vaso en la mano vuelves a la bañera, comes y vuelta a empezar. 
Lo que me sorprendió fue la colocación del embutido, junto a cada bañera había un montón de palos en los que insertar la comida. Cuando terminabas de comer dejabas el bastón en el mismo sitio para el siguiente grupo.
El tiempo estaba revuelto y a las nueve comenzó a llover, resistimos un rato pero al final nos retiramos, ya quedaba poca gente.
Se puede leer la noticia en: Diario de Ibiza al que pertenece la foto del encabezamiento.



jueves, 11 de diciembre de 2008

La mochila urbana, el despertador

El otro día escribimos sobre la importancia de hacerse con un mapa de la zona a explorar. Hoy os quiero hablar del material de supervivencia, esto es, lo que colocaría en una mochila de explorador urbano.
Cuando vine lo hice pensando en utilizar el móvil como despertador. Llevaba muchos años utilizando este método que pensaba infalible. El primer día me funcionó perfecto, me sonó a la hora indicada y el día transcurrió de la forma usual: papeles, localización, vivienda... El segundo día más de lo mismo. 
El problema vino al tercero, los cambios de aire o el uso intensivo no le fueron muy bien a mi "despertador". Por la noche, al cerrar las tiendas, me encontré sin poder llamar ni despertarme.
Al principio cundió el pánico. Por suerte un vecino, al que no conocía, me prestó uno y me aseguró que llamaría a mi puerta a las siete. 
Por la mañana todo fue bien, me desperté a hora pero el mal trago no me lo quitaba nadie. En cuanto pude fui a una ferretería y compré un despertador de pilas, de esos pequeñitos de Casio que no llegan a los 10 €.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Què farem, què direm?, Pep Coll

Libro elegido como obligatorio por algunos institutos para la asignatura de Catalán de 2º de la ESO. Pep Coll sabe bien quien será el lector: alumnos de unos 13/14 años de Cataluña. Para engancharlos utiliza un ritmo rápido, críticas a los profesores y aventura. 
Cuenta la historia de una chica, la Bet, y sus aventuras con los Minairons, seres fantásticos de mida diminuta, capaces de realizar cualquier tarea. En medio historias paralelas: amor, transformación de la Bet en mujer, problemas de inmigración...
Pep Coll escribió el libro en 1991, ¡hace más de 17 años!, por lo que en determinadas partes el lenguaje es "políticamente incorrecto" y algunas referencias (pesetas, BUP...) son incomprensibles para los alumnos actuales.
Tiene algunos errores de contenido y una mala correspondencia del tiempo, sobre todo hacia el final de la historia. Por exemplo: el amigo de la Bet, IU, de 16 años se convierte en la estrella del Barça de baloncesto en menos de 2 meses. Los minairons saben qué es un ordenador pero no el baloncesto...
Conclusión: libro de tránsito en la fase escolar.

martes, 2 de diciembre de 2008

Ibiza, mapa

Hace más o menos un mes y medio me llamaron de profesor en Ibiza. Llegué en barco, como los antiguos exploradores, con los nervios del primer trabajo y lágrimas en el corazón. El buque, "Federico García Lorca", traía en su panza, amarrado y entre otros de su clase, mi coche. Compañero de la península, transporte continuo y preocupación por el aparcamiento.
Podemos considerar este tiempo como de adaptación a una tierra extraña. Lo primero, una vez solucionado el problema de dormir bajo techo, es localizar un buen mapa. No uno de esos cutres con cuatro monumentos y publicidad por todos lados. Me refiero a un mapa de verdad, de esos que despliegas y puedes cubrir una mesa de cuatro, resumiendo, uno de los que te cuestan eurillos. Otro consejo, no tengáis miedo en escribir, pensad en él como un salvoconducto para supervivencia o en que se compra papel del WC para limpiarse el culo. Hacedme caso, después de dos días buscareis un banco y allí estará el letrerito que os ahorrará vueltas.
Si lleváis coche preguntad en el hotel, compañeros de trabajo... dónde podéis aparcar y apuntad lo en el mapa. Informaros también de los horarios de los transportes públicos, del punto de partida...
Otros lugares útiles en vuestro mapa son: farmacias, supermercados, ayuntamiento, punto de información turístico, tiendas de móviles, biblioteca, agencias de viajes y, por supuesto, librerías.
Un último consejo: ¡No seáis tacaños con las preguntas!