miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cambio

Repican los cristales con un trueno lejano. El aire empieza a tener una textura especial, más limpio y puro.
Un relámpago, uno, dos, tres, cuatro, cinco. El trueno llega, casi dos kilómetros. Pronto estará aquí junto a los anuncios de colecciones, las mochilas y los pantalones largos.
Otro relámpago, uno, dos y tres el trueno ya marca el kilómetro y el caer de las hojas. El bosque teñido de amarillo y marrón parece estar en la esquina; casi se le puede ver ojear la calle.
Uno, dos que corta es la espera. Fuego y libros en el salón, junto a la ventana que repica con cada estruendo.
Una gotita sobre el cristal, resbala, casi patina sobre la pulida superficie.
Cero, el aire cambia y parece brillar arrastrado por cientos de diminutas gotas que marcan la llegada del otoño.


Imagen: Otoño de Giuseppe Arcimboldo

domingo, 20 de septiembre de 2009

Una típica calle de pueblo


De lejos y a primera vista era una calle típica de pueblo: puertas y ventanas de madera, casas bajas y de amplias fachadas, anchura insuficiente para más de dos coches en paralelo. Hasta el licuado y negro asfalto oscilaba por el calor como en tantos otros sitios. 
Nada inusual, nada especial.
Pero al penetrar en ella las particularidades saltaban al interior de los sentidos. Algunos lugareños tenían en las ventanas macetas de barro con flores. Unos pequeños charquitos difuminados al azar reflejaban el verde de todas las ventanas. Incluso si se agudizaba la vista se podían ver marcas de pelotas en alguna pared blanca.
Aunque lo que rebelaba que estaba viva, que casi se podía sentir el tum-tum del corazón de la calle, era una débil brisa que se colaba por el cruce con otra. Un ligero zumbido que envolvía al visitante atrayéndolo con cantos de sirenas. Un suave viento que arrastraba los papeles y las hojas hasta un rincón en que se elevaban en un torbellino como si un inmaterial ser se divirtiera levantándolos. En aquel punto uno podía pasar horas viendo como subían perezosas para luego caer entre resplandecientes motitas de polvo. 

domingo, 13 de septiembre de 2009

Un destino

Manuel tenía un problema: a poco que lo observaran se podía leer su destino. Lo iba escribiendo con su forma de caminar, lo gritaba al conducir hablando por el móvil o pegándose al de delante.
Se olía su sangriento final al verlo en la moto sin casco y a cada gramo de droga se ataba un poco más.
Al final un cuchillo dos dedos más grande que el suyo le quebró el corazón.
Días después, en el entierro, sus examantes aún enamoradas de la chulería que emanaba, aseguraron haber oído, a las doce del fatídico día, como se desprendían mil hojas.
Pero no fueron las únicas, las muñequitas de porcelana, aquellas embuditas en minifalta que tanto le gustaban y que dejó preñadas, sintieron como se removían sus entrañas.
Incluso el dueño del puñal, sabedor que compartían destino, le rindió homenaje en otra pelea.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Trilogia de Nueva York, Paul Auster

En una caja, bueno ahora ya en dos, tengo los libros por leer. En ella, desde hace algún tiempo se esconde "El libro de las ilusiones" de Paul Auster. Me han comentado que tal libro es una maravilla pero quería ir subiendo en graduación: primero uno normalito para tener una idea, luego la joya de la corona.
Los que ya han leído "El libro de las ilusiones" se llevaran un chasco con "Trilogia de Nueva York". La prosa es buena, las historias interesantes aunque en algunos momentos liosas (hecho no del todo malo), los personajes interesantes y en general bien construidos.
"Trilogia de Nueva York" es una colección de tres historias (Ciudad de cristal, Fantasmas y La habitación cerrada) que se entrelazan en algunos nombres o personajes. En las tres historias el final queda difuso, sin cerrar y algo extraño.
Lectura interesante aunque no de lo mejor que se puede encontrar.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Sant Antoni de Portmany: romans i cartaginesos

Anoche se celebró en Sant Antoni de Portmany la fiesta de "romans i cartaginesos". En ella, tras un desembarco, se produce una "guerra" entre los romanos y los cartagineses en que las espadas y escudos se substituyen por tomates. El grupo ganador es el que hace retroceder al contrario hasta unas líneas.
Tras la "guerra" sirven, tras pasar pagar 5€, bocadillos o platos de carne. Todo ello en la playa y amenizado con un grupo de música. En esta edición fueron imitadores de U2 que lo hicieron muy bien. Vestidos y caracterizados como ellos repasaron muchas de sus canciones hasta las 00.15 de la noche.
La fiesta se produce el primer domingo de septiembre.

Por tierra, mar y aire.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Troncos

Corría despacio, saboreando el aire, casi deleitándose en cada molécula que su larga nariz absorbía con delicia. El olfato convertido en gusto. Pero los pensamientos también corrían, sus neuronas no se extenuaban.
Nariz, boca y vuelta a empezar.
El pensamiento lo entretuvo un instante. Un momento hasta que se volvió mecánico el respirar.
Los árboles del parque pasaban como centelleantes suspiros: "Manuel y Victoria" "Ángela y María" Surcos en un tronco herido.
No había tiempo para leer. Las heridas del alma volvían, el amor herido casi galopaba.
Más rápido, más rápido.
Un pensamiento fugaz como el respirar. Adelantó a una pareja de enamorados tomados de la mano, más rápido, más rápido.
El aire ya no tenía textura, sus pulmones se llenaban y vaciaban. Nada más importaba. Los pensamientos se quedaban atrás, lejos, puntos en una i del infinito, meras siluetas verdes y los enamorados... oh, los enamorados eran pasado y futuro pero no presente.

martes, 1 de septiembre de 2009

Iscomar

Ayer me llamaron, otra vez, de Ibiza. En esta ocasión el instituto es I.E.S Quartó de Portmany localizado en Sant Antoni. 
Me llamaron a las 10.00 para estar esta mañana a las 8.00 en el instituto. Busqué billetes en Balearia pero me costaba 500€, con el descuento de residente, así que miré Iscomar. Esta compañía no tiene buena fama, por los barcos que tenían y por los diferentes cambios de horas/días que se producen. 
Al caso, el billete me costó 168€, contando el descuento de residente, y pude viajar en litera. Aunque en el camarote había cuatro camas y lo hubiera podido compartir con desconocidos no fue así; viajé sólo, en una cama con colchón y muy contento.