miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cambio

Repican los cristales con un trueno lejano. El aire empieza a tener una textura especial, más limpio y puro.
Un relámpago, uno, dos, tres, cuatro, cinco. El trueno llega, casi dos kilómetros. Pronto estará aquí junto a los anuncios de colecciones, las mochilas y los pantalones largos.
Otro relámpago, uno, dos y tres el trueno ya marca el kilómetro y el caer de las hojas. El bosque teñido de amarillo y marrón parece estar en la esquina; casi se le puede ver ojear la calle.
Uno, dos que corta es la espera. Fuego y libros en el salón, junto a la ventana que repica con cada estruendo.
Una gotita sobre el cristal, resbala, casi patina sobre la pulida superficie.
Cero, el aire cambia y parece brillar arrastrado por cientos de diminutas gotas que marcan la llegada del otoño.


Imagen: Otoño de Giuseppe Arcimboldo

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