domingo, 10 de mayo de 2009

Dune, Frank Herbert

Hacía tiempo que tenía esta saga en el punto de mira; cualquier lector de ciencia-ficción la tiene, junto a La fundación de Asimov, en los altares de la perfección. Incluso se babea sólo de escuchar la palabra Dune.
La verdad es que, hace años, empecé uno de los escritos por el hijo de Herbert sobre el tema. De aquella experiencia saqué dos conclusiones: 
1) No leer libros escritos a cuatro manos (dos autores) 
2) No leer, exceptuando grandes recomendaciones, obras de hijos. 
Así pues, el tema Dune estaba como tarea pendiente hasta que me lo volvieron a recomendar y Raquel me regaló toda la saga.
El libro tiene los elementos fundamentales para atrapar: un mesías, un planeta con culturas a explorar, grandes intrigas, respeto por la naturaleza, seres extraordinarios, viajes espaciales, hermandades ocultas, malos, muertes, lealtad... Por el camino me he convertido en un babeante de la especia del desierto.
Ahora queda pendiente el resto de libros y la película

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