viernes, 23 de abril de 2010

Día del libro

Abro un libro, siento sus hojas crujir, leo el título, la contraportada, las solapas y las primeras hojas. El autor parece saber del tema, nada de abogados escribiendo ciencia-ficción, nada de físicos escribiendo la vida de Napoleón.
Lo adopto en mis brazos, miro otro, la rueda gira. Suena música clásica.
Acumulo libros sin leer, para cuando las hojas desaparezcan, para cuando las letras sean chips. Los guardo en una caja, ahora más de un par. No tienen prisa, saben que pasaran a una estantería. Saben/sabemos que son un tesoro oculto, un vino que mejora con el tiempo.
Miro el reloj, han pasado varias horas. Comienzo a sentir el cansancio en las piernas. Nada de colas en las librerías, nada de empujones, nada de "¿me deja pasar?". Es un día normal, las televisiones escupen corazones rotos, los espectadores destilan salsa rosa por los poros.
Pero hoy no es uno de esos días, hoy se DEBE comprar un libro. Uno "tocho" que pueda acumular mucho polvo. Da igual el título, lo importante es pasear entre la multitud, decir aquello de "¿me deja pasar?", ver el mismo libro en cientos de casetas, comprar por el autor, elegir de un vistazo un par de libros...

1 comentario:

JanuskieZ dijo...
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