domingo, 20 de abril de 2008

"EL CUERPO", PARTE II

Aún no he terminado de preguntarme cómo llegamos a acostarnos juntos cuando ya me viene a la cabeza su delicado cuerpo junto al mío. Su forma de hacerme cosquillas que yo rechazaba, enfadado, de un manotazo. Las sensuales caricias de sus labios en mis manos, sus mimos en mi mejilla...

Esta noche, antes de terminar con ella, me esperaba, como siempre, desnuda. Su oscura piel reluciente me atraía. Al instante sentí ganas de posar mi ruda mano sobre su ondulado contorno. Ella, juguetona, se acercaba y alejaba sin cesar. Me dejaba con las ganas de conseguir mi propósito. Se aproximaba para darme esperanzas, pero luego se daba la vuelta y me miraba con lo que yo interpretaba como una media sonrisa. Reía, reía satisfecha como sólo ella sabía. Era obvio que tenía ganas de jugar, ya me entendéis...

Al cabo de unos minutos comencé a mosquearme con ese estúpido jueguecito, soy un hombre de acción. Deseaba sentirla en mis manos, dominarla, poseerla, que su vida dependiera de mí. Obviamente ese no era su propósito. La pasión me condujo al odio; la vi como un ser rastrero. Comencé a gritarle, sus movimientos no se detenían.

En un raudo vistazo a sus ojos negros descubrí, con horror, que amenazaban con plantarse ante mi mujer. Un oportuno viaje de negocios nos permitía estar solos. ¿Cómo creen que reaccionaría mi dulce y tranquila esposa si supiera que no he dormido solo? Se enfadaría, me llamaría cerdo o algo peor. Habría sido estúpido permitir que eso ocurriera. Ya saben porqué la maté; no me culpen por, al fin, hacerlo con agrado. Usted en mi lugar habría hecho lo mismo, estoy seguro. ¿O acaso no piensa que la familia es lo primero? ¡Claro que estará de acuerdo, es lo más importante!

EL PRÓXIMO DOMINGO LA ÚLTIMA PARTE

No hay comentarios: