Más de la mitad del tercer libro es pura paja, nada interesante y muy aburrido. En ella Eragon, el protagonista, da vueltas y más vueltas sin casi sentido en el mundo que ha creado Paolini. La frase que lo resumen es: "Necesito una espada".
La única parte que se salva es la final, con la que debería comenzar el libro.
Por si esto fuera poco las fuerzas no estan bien medidas, lo que debería ser fácil con las descripciones anteriores no lo es y lo difícil pasa a superarse en un momento contradiciendo ideas anteriores. El broche de oro es la magia, en una colección en que se espera magia a raudales esta brilla por su ausencia.
Así, una saga ya criticada por su originalidad, pero aceptable ha pasado a ser, a la espera del cuarto libro, una gran decepción.
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