domingo, 5 de abril de 2009

Palabras, flores y espinas
























Hay una zona de recolección donde van todas las palabras. Es un vertedero dividido en dos partes, una llena de amargas sílabas hijas de lenguas biperinas, otra con las musas del viento. El cerebro es el organizador y realiza la selección dependiendo de muchos factores.

Uno de ellos son los labios que las formulan, si la carne unidas a ellos es agradable van a la zona de bosque verde lleno de flores. En cambio, si pertenece a un sujeto sombrío las letras caen en una espiral de recuerdos dolorosos hasta que se componen de púas y espinas que envolvemos en otras palabras despectivas.

Lo curioso del caso es que cada cerebro las ordena de una forma, las palabras son las mismas pero el organizador difiere. Hay casos en que las hijas del viento bailan durante horas o días en un lugar oscuro a la espera. En ocasiones ven la luz y se marchan lujuriosas al bosque, en otras se quedan ciegas esperando, siempre esperando a una sonrisa que les brinde luz o un desafortunado gesto que las condene.

Pero el organizador es astuto, no deja aflorar en los ojos la condena y los labios no ven el camino que siguen sus palabras. Así se producen las puñaladas en el corazón. Otro de los machacados injustamente, uno de esos que no siente rencor aunque las piedras/palabras caigan sobre él. Pues el corazón manda pero el cerebro interpreta.

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